miércoles, 28 de marzo de 2007

UN POCO ACERCA DE LA RUPTURA DEL PRI

[Régimen autoritario: PRI]




El Partido de la Revolución Democrática duró más de 70 años en el poder, periodo en el que su mandato fue absoluto e indiscutible (régimen autoritario), sin embargo, su dominio fue disminuido tras una posible transformación que unos cuantos miembros del partido querían para éste.


En el año de 1987 surgió dentro del PRI una ideología denominada, corriente democrática, la cual fundamentalmente proponía un cambio en la política económica del país y la democratización en el proceso de selección del candidato del partido oficial.


De esta forma, se organizó y formalizó un grupo interno el cual nombró al Ing. Cárdenas como su precandidato de la corriente en la confrontación interna del PRI.


Desde luego, la aparición de la corriente democrática no fue bien recibida, pues era una separación inteligente y oportuna de acuerdo al contexto en el que se desenvolvía en aquellos años el país. Dicho grupo logró sacudir al sistema y movilizó conciencias en el ámbito político al tiempo que generaba simpatías y temores.


Con el transcurso del tiempo, la corriente fue adquiriendo más y más simpatizantes, inclusive, las áreas de mayor tradición democrática y revolucionaria se sintieron identificadas, sin embargo, el descontento por parte del propio PRI y del sector privado no se hicieron esperar.


De hecho, se habló con otros partidos, como el Partido Popular Socialista (PPS) y el Partido Auténtico de la Revolución (PARM) y se analizaron diversas posibilidades de una campaña presidencial que concluyeron en el registro de Cuauhtémoc Cárdenas como candidato a la presidencia de la República por el PARM.


Así, la corriente empezó a tomar fuerza, uniéndoseles algunos miembros del entonces Partido Mexicano Socialista (PMS), lo que la enfiló hacia un proceso izquierdista, tal y como se muestra en nuestros días. A principios de 1988 la presión llegó a ser tanta que la corriente democrática tuvo que separarse del partido oficial, fundando entonces el Frente Democrático Nacional (FDN), antecedente inmediato del PRD.


Durante las elecciones de 1988, se observó una de las más grandes acciones fraudulentas vistas en los comicios electorales, en donde los cómputos oficiales dieron a conocer que el PRI había ganado con un 50.9%, mostrando una victoria contundente que ni siquiera juntando las oposiciones podría vencerla.


La gran lección de la jornada electoral de 1988 fue que la mayoría de los mexicanos expresaron su voluntad de cambiar el sistema y las condiciones imperantes en la sociedad. Con ello, plantearon un cambio radical que ha sido observado en las más recientes elecciones presidenciales en las que el PRI no ha ganado.


Una de las consecuencias de este proceso de ruptura, fue que los priístas nunca consideraron el hecho de que sus ex-integrantes serían quienes formarían un frente de oposición el cual les arrebataría una gran cantidad de afiliados y simpatizantes, y al cual, le estarían entregando la bandera de la democracia que bien han sabido utilizar para lograr debilitar la unión de la institución.


Todo este proceso que se llevó a cabo dentro y fuera del PRI ha tenido como consecuencias pérdida de poder y de credibilidad, lo cual ha sido ratificado con renuncias de miembros del partido que se han salido de sus filas para integrarse en lo que hoy es el PRD, ejemplos de esto son: Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez, Porfirio Muñoz Ledo, César Buenrostro, Andrés Manuel López Obrador (1988), Rodolfo Gonzáles Guevara (1991), Manuel Camacho Solís y Marcelo Ebrad (1995), Ricardo Monreal y Alfonso Sánchez Anaya (1998), Leonel Cota Montaño (1999), entre otros más.


La ruptura más grande se ha dado, sin embargo, en las raíces del PRI son los trabajadores, intelectuales, dirigentes sociales que durante años formaron parte de las bases populares, pero corporativizadas del partido, que se han ido desprendiendo de lo que fue el partido fue en un inicio, quedándose únicamente capos como Madrazo, Montiel, Murat, Ulises Ruiz y la tecnocracia salinista que desprecian y rechazan la necesidad de un programa social para el país.


Es muy probable que las rupturas continúen dentro del PRI, perdiendo así eficacia y razón de ser.


La historia nos demuestra que la izquierda del PRI nunca pudo llegar a dirigir este partido, a democratizarlo o bien influir en él; pudiendo únicamente triunfar después de estar fuera de éste.


Javier Bartolo A01050151


Referencias:

http://www.prd-df.org.mx/historia/index.htm http://www.jornada.unam.mx/2006/01/12/020a1pol.php

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