[La Gran Familia Méxicana: Prostitución]

En los años veinte del siglo pasado era muy común escuchar a hombres honorables hablar de la moral, esto se debía a que la mayoría de sus actos estaban dedicados, voluntaria o involuntariamente, a salvar o mantener su honor y un cierto tipo de conducta dentro de una sociedad delatora de delitos.
Sin embargo y contrario a lo que muchos piensan, algunos de estos discursos sobre la moral no eran del todo decorosos, ya que se basaban en hechos para los cuales la sociedad de esa época no se encontraba preparada, ni tenía una ideología preestablecida sobre la cual actuar. Las casas de citas, las “hijas de la alegría” y, en general, el tema de la prostitución, seguían siendo temas tan polémicos como lo fueron durante el siglo XIX, e incluso como lo son en la actualidad.
Los hombres veían en la prostitución la manera perfecta para salvar su moral, debido a que, al estar con una prostituta, contribuían al desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida de ésta. Esto se entiende mejor si se toma en cuenta que muchas mujeres eran viudas y con hijos, que trabajaban como sirvientas, costureras, lavanderas, operarias y vendedoras ambulantes, cuyos salarios no rebasaban los veinticinco centavos diarios; por lo que veían en la prostitución una manera “honrosa” de ganarse la vida y salir adelante.
Ahora nos preguntamos: ¿que podía esperar el doce por ciento de las mujeres entre quince y treinta años de edad que eran o habían sido prostitutas alguna vez en su vida? Seguramente la mayoría esperaba seguir con su distinguido rol dentro de la sociedad y esperar la muerte a causa de enfermedades de transmisión sexual; mientras que muy pocas esperaban tener suficiente suerte para que un hombre se fijara en ellas y las rescatara de su mundo cotidiano.
Para finalizar se puede decir que la prostitución, durante los años veinte del siglo pasado, sirvió como escaparate en primer lugar para la moral de los hombres, que hacían una obra de caridad al dar dinero a las prostitutas y contribuir con su desarrollo. En segundo lugar para la moral de las mujeres, que veían en la prostitución un oficio como tantos otros que les permitía, en muchos casos, salir adelante y mejorar las condiciones de vida de su familia.
Autor: José Escamilla 960923
Referencia:
García Peña, Ana Lidia. El Fracaso del amor. Género e individualismo en el siglo XIX mexicano. México: Colegio de México-UAEM